Vuelve a azotarnos una inversión y
una oferta de puestos de trabajo asociada a una catástrofe natural, especuladores
financieros y un beneficio totalmente ajeno a nuestras tierras.
Mineira de Corcoesto, la filial de
la gran empresa canadiense Edgewater Exploration, quiere explotar una mina de oro olvidada y situada en un paraje
natural a 130 metros de una zona protegida del río Anllóns, que desemboca en la
costa da morte y en la zona de O Roncudo, donde se recogen los mejores percebes
del mundo. Lo que sucede es que el método de extracción supone emplear y extraer materiales tóxicos como el cianuro de sodio o la arsenopirita.
La explotación de esta mina de oro crearía 271
puestos de trabajo, por lo que existe un gran enfrentamiento entre la población
de la zona, que están a favor y en contra de la misma.
No voy a ser hipócrita, y confesaré
que envié mi currículo a la ETT encargada del proceso de selección, por si
tenía un hueco entre los 271 puestos, pero la gente de la zona tiene prioridad
a la hora de ser contratada, y evidentemente no me han llamado. Además el
Ayuntamiento de Cabana de Bergantiños se ha prestado a recoger currículos de
los vecinos, y su alcalde no quiere aclarar la relación que le une a la empresa
explotadora para colaborar de esta manera en el proceso de selección.
Según varios estudios, ya estamos
utilizando más del 50% de lo que el planeta puede producir y para el año 2030
necesitaríamos 2 planetas para la supervivencia de la población mundial y
estamos padeciendo los resultados del cambio climático continuamente, con
temporales extremos, terremotos, tsunamis e incoherencias de temperaturas en
cada estación, y aún así, ¿merece la
pena esta mina de oro por 271 puestos de trabajo? ¿Estamos matando moscas a
cañonazos? ¿Debemos seguir en esta línea de destrucción de los recursos
naturales que ofrece un parche a corto y
trágicas consecuencias a largo plazo?
Catalina Pahino
Ingeniera Técnica Química
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